En la entrada anterior les contaba sobre las creencias con las que la mayoría de los seres humanos crecemos y las concepciones del amor y la pareja que hacemos con base en ellas.
Hoy continuaremos con la lista de creencias o mitos del amor romántico:
El mito de la media naranja es la creencia de que el otro es la única elección posible, esa que teníamos predestinada. Es la afirmación de que el amor no es voluntad sino destino y además ese otro tiene que complementarnos y encajar perfecto con nuestros deseos y expectativas.
Pero ¿existe el destino?
Definitivamente podemos pensar que nuestro destino habría sido otro si hubieramos nacido en otro país o continente, pero a partir de que se nace y comenzamos a tomar decisiones, entonces la vida la trabajamos nosotros mismos. Por lo tanto, existen allá afuera una cantidad enorme de personas con las que puedo ser compatible y puedo elegir entre todas ellas.
Este mito de la media naranja, como les conté en el episodio anterior, es muy peligroso, porque ocurre generalmente a nosotras las mujeres, que aceptamos convivir para siempre con una persona pensando que nos estaba destinada para toda la vida y a partir de esa idea aceptamos cualquier tipo de maltratos y situaciones extremas.
Pero, suponiendo que existe el destino, entonces existen situaciones determinadas de la vida sobre las que no tenemos control, como si fuésemos marionetas en un plan ya trazado.
La libre voluntad en cambio, es tener control sobre nuestras propias vidas. Entonces, podríamos decir que hay una parte en la elección de pareja que tiene que ver con el destino, como por ejemplo, el hecho de que conocí a mi actual pareja en el velorio de un amigo en común, un suceso que definitivamente no estaba en nuestras manos controlar y que mucho menos teníamos planeado. Pero por el contrario, si fuera el caso de que mi pareja resultara ser violento y yo decidiera quedarme con él, eso ya es voluntad.
Este mito de la media naranja nos lleva entonces a otro mito que es el del emparejamiento, que tiene que ver con sentir que estamos incompletos si nos falta la otra persona.
Es la creencia de que la pareja es algo natural y universal y que todas aquellas personas que se desvíen de la norma o decidan algo diferente, es porque padecen algún tipo de problema o son anormales,
Y este mito hace que sintamos que algo está mal con nosotros si no logramos hacer pareja con alguien más. ¿Tendré algún defecto? ¿Tengo mal carácter? ¿Soy demasiado exigente o inmaduro o egoista? O acaso como dijo JuanGa, yo no nací para amar, nadie nació para mí…
Y no, para ser feliz en este mundo no es indispensable hacer pareja. Las posibilidades son muchísimas y en una entrada posterior les contaré sobre las diferentes formas de relacionarse.
Pero siguiendo con los mitos, ¿qué tal el mito de la exclusividad? Esa creencia de que es imposible amar a más de una persona a la vez.
Y a este respecto, te invito a revisar tu propia vida, ¿cuántas veces estando en pareja sentiste amor por otra persona? O pregúntale a alguien cercano, pero muy probablemente si es una mujer que ha vivido muchos años en pareja, dedicada su casa y los hijos, con pocas oportunidades de conocer a más personas seguro te dirá que no, que sólo ama a su esposo, pero veamos más allá, simplemente si el ser humano no fuera capaz de amar a dos personas a la vez, no estaríamos llenos de literatura, cine y música con historias de personas que se debaten entre dos amores…
Y en esas historias, generalmente una de las partes sale gravemente dañada porque el susodicho o susodicha le fue infiel y se fijó en otra persona. Sí, la famosa fidelidad otro de los mitos del amor romántico. Les cuento que hay estudios antropológicos en donde se concluye que el vivir con una sola pareja no sólo es insólito sino antinatural tanto en los animales como en los humanos.
Entre los mamíferos, específicamente los primates de los cuales descendemos, la monogamia no es una práctica habitual, pues más del 90% de ellos no se queda con la pareja tras haber copulado y esto también pasa con los seres humanos.
Pero eso sí, si algo tenemos los seres humanos es el libre albedrío y la capacidad para expresarnos verbalmente y de esta forma elegir la mejor forma de relacionarnos.
Y ya para despedirme por hoy, les quiero compartir un fragmento del libro “Lo romántico es político” de Coral Herrera, autora española, doctora en Humanidades y profesora e investigadora en temas de género.
“Hay que romper con la idea de que el amor solo puede darse entre dos personas, y hay que romper con los miedos que nos separan: los racismos, la homofobia, la transfobia, la xenofobia, la misoginia, el clasismo... para poder crear mundos más horizontales, más abiertos, más solidarios. Ahora más que nunca, necesitamos ayudarnos, trabajar unidos por mejorar nuestras condiciones de vida y luchar por los derechos humanos. El romanticismo sirve también para ayudarnos a aliviar un día horrible, para llevarnos a otros mundos más bonitos, para sufrir y ser felices con las historias idealizadas de otros, para olvidarnos de la realidad dura y gris de la cotidianidad. Sirve para que, sobre todo las mujeres, empleemos cantidades de recursos económicos, de tiempo y de energía, en encontrar a nuestra media naranja, creyendo fielmente que nuestra vida será mejor cuando encontremos al amor ideal que nos adore y nos acompañe en la dura batalla diaria. Sirve para que adoptemos un estilo de vida muy concreto, para que nos centremos en la búsqueda de pareja, para que nos reproduzcamos, para que sigamos con la tradición y para que todo siga como está.”
Nos leemos próximamente.
Aduéñate de tu placer.
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